11 abr 2008

LAS MILONGAS HACEN FUROR ENTRE LOS JÓVENES

En los lugares donde se baila o enseña el tango, ver veinteañeros aprendiendo los códigos y pasos del 2x4 ha dejado de ser inusual. Una pasión que une a varias generaciones en la danza

Existen milongas donde se puede aprender a bailarlo y no menos lugares en los cuales hay espectáculos que incluyen orquesta y bailarines profesionales, sobre todo atendiendo a los requerimientos de los turistas que al pasar por nuestras tierras buscan espacios donde escuchar y ver bailar la música ciudadana.

Pero en las milongas es la gente común, los seguidores de corazón, los que van a encontrarse en el abrazo inicial del tango. No hay choques generacionales: los que pasan los 60 o 70 años bailan con los que pasaron los 20, con códigos en común que todos aprenden de manera explícita o tácitamente. Igual, impacta que sean muy numerosos los jóvenes que quieren aprender y muchos los que ya bailan con la destreza de los avezados.

Química y sensualidad

Que el tango es un encuentro desbordante de sensualidad, no es un secreto. ¿Pero ésta puede estar presente entre personas que recién se conocen en el abrazo inicial de la danza?

En la mayoría de las milongas se establecen "tandas" de dos a cinco tangos seguidos, con un tema (puede ser de otro género musical) que actúa como "separador". Esto permite a los bailarines retirarse de la pista y decidir si quieren seguir con esa pareja o aventurarse con otra. Muchas veces, si la química entre el hombre y la mujer no funciona, es mejor buscar otros horizontes.

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