23 abr 2008

PREHISTORIA DEL TANGO

El tango apareció en el Río de la Plata y sus zonas de influencia, en la segunda mitad del siglo XIX en el marco socio-cultural de las grandes oleadas migratorias de los más variados orígenes internos y externos, que recibió entonces esa región. Buenos Aires, Montevideo y Rosario se disputan ser el lugar en el que nació. Otros puertos fluviales como Campana y Zárate también registran antiguos antecedentes tangueros. Se trató de una música eminentemente popular, rechazada y prohibida por las clases altas y la Iglesia Católica, por lo que se desarrolló en los barrios pobres de los suburbios (los arrabales), los puertos, los prostíbulos, los bodegones y las cárceles, donde confluían los inmigrantes. Allí se fueron fusionando libremente las formas musicales más diversas (candombe, payada, milonga, habanera, tango andaluz, polca, vals, etc.), provenientes de los orígenes más diversos (africanos, gauchos, hispanos coloniales, indígenas, italianos, judíos, alemanes, andaluces, cubanos, etc.), hasta formar el tango. Se estima que la transición duró alrededor de cuarenta años para afianzarse como un género plenamente constituido en la última década del siglo XIX.
En 1857, el músico español Santiago Ramos compuso uno de los primeros temas de aire tanguero que se conozca, Tomá mate, che, un tango con letra rioplatense pero con arreglos musicales de estilo andaluz. El tema formaba parte de la obra El gaucho de Buenos Aires, estrenada en el Teatro de la Victoria.
En 1874 se ha documentado el primer tango que alcanzó difusión popular masiva. Se trata de El Queco, también de estilo musical andaluz, con una letra sobre las «chinas» (las mujeres argentinas de origen indígena o africano) que trabajaban de prostitutas en los burdeles.
En 1876 se hizo muy popular un tango-candombe llamado El merenguengué, que se convirtió en éxito en los carnavales afroargentinos que se celebraron en febrero de ese año.
En las décadas del ochenta y del noventa se multiplicaron los tangos, la mayoría de origen prostibulario: La clavada, La franela, El serrucho, Con qué tropieza que no dentra, Qué polvo con tanto viento, Colgate del aeroplano, Déjala morir adentro, Va Celina en la punta, Concha sucia, La concha de la lora («lora» era el término utilizado para referirse a las prostitutas europeas), entre otros.
Se interpretaba con violín, flauta y guitarra. El bandoneón, que le dio forma definitiva al tango, recién llegaría al Río de la Plata allá por el 1900, en las valijas de inmigrantes alemanes. No existen partituras de esta etapa originaria, porque los músicos de tango de entonces no sabían escribir la música y probablemente interpretaban sobre la base de melodías existentes, tanto de habaneras como de polkas. La primera de la que existe registro es La Canguela (1889) y se encuentra en el Museo de la Partitura de la Ciudad de Rosario.
Los títulos procaces pueden ser consultados en un anexo especial. Varios años después, a partir de los años treinta, los gobiernos militares y autoritarios, prohibieron las letras y títulos procaces, por lo que la mayoría de ellos desaparecieron, mientras que otros fueron reescritos, como el famoso Concha sucia, que fue reescrito por Francisco Canaro como Cara sucia.

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