Las letras clásicas de los tangos hacen referencia a los barrios humildes y decentes de Buenos Aires. Allí viven gentes sencillas que dan fe de las pequeñas virtudes como la modestia y la austeridad. El mundo social que rodea a estos barrios es visto con destacado pesimismo, pero a la vez con apuntes de crítica jocosa de las costumbres de las clases adineradas. Tal vez esta definición sobre la columna vertebral y literaria del tango se ajuste sólo a medias al público que asistió el miércoles a la inauguración del Tercer Festival del Tango, organizado por la delegación de Cultura del Ayuntamiento de Jerez. Esto es: no se puede definir qué clase de incondicional al tango fue al evento inaugural, si ricos o pobres, si de clase media o modesta. Es decir, hubo de todo un poco, aunque no en gran número si tenemos en cuenta que la noche invitaba a estar en la calle escuchando tangos o al Torta, pongamos por caso. Pero no. La respuesta fue tibia, bastante fría si sumamos, además, la cantidad de extranjeros y forasteros que se acercaron al escenario de la plaza del Arenal en esta primera jornada para los amantes del baile nacido, fundamentalmente, en Buenos Aires.
Más información: Diario de Jerez
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